viernes, 23 de octubre de 2009

¿CÓMO ES TU FAMILIA?

¿CÓMO ES TU FAMILIA?

¿Te agrada vivir con tu familia en la actualidad? Parece que la mayor parte de las familias con las que he trabajado no se habían planteado esta pregunta hasta que yo la formule.

¿Sientes que vives con amigos, con persona que te agradan y en quienes confías, y a quienes agradas y a su vez confían en ti?

Esta interrogante siempre evocaba la misma respuesta de sorpresa: “cielos, nunca lo había pensado; es solo mi familia”: ¡como si los miembros de la familia fueran diferentes del resto de la humanidad!

¿Ser miembro de tu familia es divertido y emocionante?

Sí, hay familias cuyos miembros consideran que el hogar es el lugar más interesante y satisfactorio que puede haber. Si puedes responder “si” a estas tres preguntas, estoy segura de que vives en lo que llamo una familia nutricia. Si contestas “no” o “no mucho”, es posible que vivas en una familia que tiene ciertos conflictos; lo cual no significa que sea una mala familia, solo que los miembros no son muy felices ni han descubierto la forma de amar y valorar abiertamente a los demás.

Después de conocer a cientos de familias, encuentro que es posible colocarlas a todas en un punto de la escala que va desde muy nutricia hasta muy perturbada o conflictiva. Por ello me gustaría ofrecerles un retrato hablado de estas dos variantes de familia, según mis observaciones.

Es fácil percibir el ambiente de una familia conflictiva; cuando me encuentro un grupo así, de inmediato me siento incomoda. Me siento mareada y no encuentro mi equilibrio.

Cuando me encuentro en alguno de estos ambientes de conflicto, m cuerpo responde con violencia. Después de repetir esta experiencia una y otra vez, empezaba a comprender por qué tantos miembros de familias conflictivas se veían aquejados de males físicos: simplemente, sus cuerpos respondían de forma humana a un ambiente muy inhumano.

Con años de práctica logramos desconectarlos con tanta facilidad que no tenemos conciencia de la respuesta hasta que, horas más tardes, sufrimos un dolor de cabeza, hombros o alteraciones gástricas. Dichas respuestas revelan mucho de los que está sucediendo.

En las familias conflictivas, los cuerpos y rostros de la gente manifiestan su sufrimiento. Los ojos miran hacia el suelo y mas allá de la gente que está enfrente.

La familia parece permanecer junta por obligación, y unos tratan apenas de tolerar a los demás.

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